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Casares de las Hurdes, CÁCERES, Spain
Pedanía de Casares de las Hurdes

domingo, 17 de enero de 2016

RUTA AL CHARCO DE LA SERPIENTE.

Murmullo de aguas. Interprete: Río Jurde.

Panorámica a los 1140 mtrs. 
Manto de niebla




Como en otras tantas ocasiones y atendiendo a mi talón de Aquiles el día 26 de diciembre de 2015 despertando al alba, envuelto en las tibias sábanas todavía decido ponerme en pie, desayunar, más bien almorzar, pues me he tomado no un café con galletas sino además unos cachinos de tocino bien frito para coger fuerzas, ¡qué rico!!, y poner rumbo una vez más al río Jurde, introducirme en sus profundidades saboreando todo lo que mis sentidos puedan llegar alcanzar de este estrecho pero gran valle que alimenta a Casares. El objetivo subir a beber al charco de la serpiente, captar alguna imagen, deleitarme con el murmullo de sus aguas tranquilas dadas la escasez de precipitaciones de este otoño y disfrutar de ese frescor a verde acompañado del fino canto de ruiseñores y jilgueros con algún grave de mielrra.

Las Heras

Con un sol radiante sobre los pinos de la sierra siendo las diez de la mañana, la vista observando mis Heras sin que mis pupilas puedan llegar alcanzarlas debido al manto de niebla que arropa sus tejados esta mañana salgo con el coche haciendo alguna que otra parada observando el arroyo del Castañar, barrancos, la Pregonera, el Ceño o las duras y ricas tierras de los paredones de las Roverdes. 





Dejando atrás el arroyo de la Fresnera dejo el coche y es donde empezaré a disfrutar del objetivo de la ruta. Pista arriba hasta alcanzar el punto de la toma de agua que alimentó a Casares hasta que se terminó la presa de maja Robledo, inaugurada por sus Majestades los Reyes, D. Juan Carlos y Dña. Sofía el 15 de abril de 1998.
Vista de la cola de la presa.
Arroyo La Fresnera
Punto de toma de agua 

La senda marcada sobre un tronco pintado con una línea amarilla y otra blanca pero sin el inicio del camino, pues lo que hoy son aguas tranquilas algún invierno atrás copioso en lluvias se lo llevó dejando al descubierto y suspendido en el aire el tubo azul de recogida de agua, así, haciendo malabares sobre el mismo apoyado sobre la vertical roca de la derecha consigo salvar el inconveniente sin mojarme los pies y comenzar el ascenso en zig-zag dejando atrás el paisaje de las pizarras desnudas de la pista para meterme de lleno en una zona de claros y sombras proporcionadas por el copioso enramaje de grandes encinas, de agradecer las mismas, hace calor, espectacular juego de luces.
Saltos de agua

Luces y sombras 
















Colores





Acebo florecido
Camino
La senda comienza pegada al cauce del río para ir alejándose a medida que voy ascendiendo acompañado de brezos y jaras, en alguna ocasión escuché aquello de: “buena jara, ¡qué cepa a de tener!” Me sorprende un Acebo con una rama que se cruza en el camino, precioso con sus bolitas rojas.





Charco de la Serpiente
Reflejos de esmeraldas
Alcanzo los 1080 mts. quedándome sin camino, punto aproximado donde se encuentra el charco de la serpiente, poza sobre la que descansa el caudal que cae de una altura de más de 6 metros por un caño de no más de 30 centímetros de anchura que la fuerza erosiva del agua a minado sobre la dura roca con el paso del tiempo, charca que sirvió de abrevadero en otros tiempos para el ganado.

El día acompaña con temperaturas anormales para estas fechas con lo que decido continuar travesía, continúo el ascenso, duro, sin camino abierto, rompiendo monte, colándome por los pasadizos de jabalís que bajan a beber al río, saltando sobre troncos de pinos caídos y ramas de encinas secas, sudando alcanzo los 1140 mts. de altitud con un valle al fondo difícil de describir sobre una gran piedra y un desnivel más que considerable, tomo aire, cierro los ojos, extiendo mis brazos en cruz y gritando lo que mis cuerdas vocales aguantan, ebrio de aire fresco, limpio y puro con sabor a menta que desprende el lugar, casi toco el cielo pasando por mi mente una secuencia de imágenes de nuestros antepasados en estas sierras con su ganado y me digo qué suerte haber nacido aquí.
Senda


Rompiendo monte







Mis pies giran 360º grados para comenzar el descenso a ratos por la ladera y otros por el cauce del río tras algún que otro resbalón hasta retomar la senda marcada de nuevo.







En resumen, si las cosas buenas están en el camino, esta mañana disfrutando de las mismas, caminé y caminé hasta perder la noción del tiempo y quedarme sin camino.








Secretos del río Jurde


Hermanos abrazados
Cauce del río